Carolina Calema, artista, con el corazón dividido entre España y Buenos Aires

Por Moira Soto

Carolina Calema

Hacia fines de agosto pasado, se presentó -por dos únicas funciones- una inesperada rareza que bien hubiera merecido mayor número de representaciones: una compañía española que ofrecía una obra del Siglo de Oro, escrita por una autora portuguesa, redescubierta y estrenada en el XXI por Calema Producciones. En la correspondiente gacetilla de prensa, se citaba a Julieta Soria, directora y adaptadora de la obra, afirmando que "sacar al tablero teatral Dicha y desdicha del juego y devoción la Virgen, de Doña Ângela de Azevedo, del XVII, había resultado un juego lleno de alicientes. En primer lugar, por tratarse de una obra nunca estrenada de una autora que, como otros dramaturgos portugueses del momento, escribe en castellano siguiendo preceptos de la comedia española de su época. Luego, porque vivimos un momento de especial atención a la escritura dramática de autoras, y de rescate de textos que se fueron dejando fuera del corpus y que nos sorprenden felizmente ahora por su calidad y su interés".

En este sentido, según Soria, la obra arroja una inusual y aguda mirada -desde una perspectiva femenina- sobre la situación de las mujeres en aquel siglo, así como observa algunos comportamientos masculinos. "En Dicha y desdicha..., las mujeres son claras víctimas: por un lado de las reglas sociales (el honor, la fortuna, el matrimonio), y por otro, de la conducta de los hombres. Por su parte, los personajes femeninos aportan una forma diferente de entender la vida y las normas, alejadas de ese materialismo económico que no tiene en cuenta deseos femeninos reales. Y lejos de la violencia como medio de resolución de conflictos, mostrándose ellas firmes en sus decisiones y sentimientos. Estas características, sin embargo, no redundan en una imagen pasiva de la mujer: Doña Violante huye de su hogar para reunirse con su amado Felisardo y así escapar de la imposición paterna de un matrimonio no querido. A su vez, María, ayudada por la Virgen, encuentra las palabras con las cuales enfrentarse a Fadrique y evitar la agresión".

Dicha y desdicha...

Y aquí vale prestar atención al nombre de la compañía, que refiere a una teatrista argentina múltiple (actriz, dramaturga, directora, productora) que llega en gira desde España: "Desde Calema Producciones, hace ya varios años trabajamos con materiales del Siglo de Oro porque nos encantan, nos interesan, son universales y se mantienen vigentes". Es decir Carolina Calema, formada en el IUNA, en Buenos Aires, estudiosa de diversas disciplinas escénicas, con mucha preparación física, que trabajó en nuestro teatro alternativo antes de viajar por Italia -para especializarse en commedia dell'arte- y finalmente establecerse en España, sin dejar de visitar periódicamente la Argentina.

La gacetilla de prensa antes citada aclaraba que esta versión de la pieza de Azevedo se desarrollaba en un alegórico tablero, donde el Demonio y la Virgen se juegan la condena o salvación de la Humanidad. Los protagonistas: María y Felisardo, hermanos arruinados por la afición del padre de ambos al juego. Felisardo, por su lado, ama a doña Violante, pero el padre de la joven, don Nuño, se opone a un matrimonio tan desigual y planea casarla con el riquísimo indiano don Fadrique. Lo hace a pesar de haber hecho este la promesa a la Virgen de desposar a una dama pobre y, en consecuencia, haber puesto sus ojos en María, y ella en él. Faltando a su palabra, Fadrique decide aceptar la boda con Violante. Felisardo lo desafía a jugar, con la intención de ganarle su riqueza, pero lo pierde todo, incluida a su propia hermana. Desesperado, se entrega al Demonio. Entretanto, el desleal Fadrique decide cobrarse el honor de María. El Demonio ordena a Felisardo renunciar a su devoción por la Virgen, que se niega. En recompensa, la Virgen lo saca del infierno, ayuda a María a librarse de la deshonra, y el juego termina con las bodas de Fadrique con María y Felisardo con Violante.

Querella de Lope y las mujeres

Ernesto Arias, Carolina Calema y Juan Cañas integran el elenco de Dicha y desdicha...; el diseño del vestuario y de escenografía están firmados por Igone Teso; las luces, por David Vizcaíno; la realización de muñecos, a cargo de Ricardo Vergne, mientras que la música pertenece Juan Cañas y Daniel Rovalher. Afinado equipo para un espectáculo resuelto con buen ritmo, gracia e imaginación, donde cada rubro se luce y se integra armoniosamente. "En el montaje, nos propusimos mucho juego y dinamismo. Tres intérpretes jugando en el tablero, desdoblándonos, cantando, tocando algún instrumento. Tomando la commedia dell'arte como inspiración, punto de partida", manifiesta Carolina Calema.

Entre otras obras con las que ha girado varias temporadas por España y otros países, Calema Producciones ha ofrecido Querella de Lope y las mujeres, unipersonal con dramaturgia de Yolanda Pallín, interpretado por Carolina bajo la dirección de Arias. "Después del éxito de La Celestina, pensé que era el momento de gestar un proyecto en esa línea. El teatro clásico me apasiona, es universal y resulta contemporáneo. Allí encontramos todas nuestra pasiones, contradicciones y problemáticas humanas. Nadie mejor que Yolanda, altamente especializada en el Siglo de Oro y mujer comprometida con su tiempo para escribir el texto. En cuanto a La Celestina, en nuestra versión es una juglaresa que representa la tragicomedia de Calisto y Melibea. Esta Celestina se maneja con títeres y máscaras que representan a amos y criados, manipulados por ella, vieja puta, alcahueta y hechicera que cuenta lo que ha visto del amor a lo largo de una vida. No solo lo que otros le narraron sino también lo que ella vivió por experiencia".

Volver cada tanto, con la frente bien alta


A Carolina Calema le gusta definirse como creadora en las actividades que va alternando, que se complementan y potencian entre sí: actuación, dramaturgia, dirección, producción. Su ideal declarado como productora es "gestar proyectos orgánicos y honestos. Promover y difundir el trabajo desde la búsqueda y la investigación, tratando de dar voz y cabida a proyectos que dialoguen con la actualidad". Luego de su paso por Buenos Aires para brindar las dos funciones de Dicha y desdicha..., seguidas de diálogo con el público, CC responde a la consulta de Damiselas.

¿Cuánto te importa mantener el contacto con Argentina?, ¿tenés planes para el futuro en este sentido?

- Me importa muchísimo mantener el contacto con Argentina en particular, así como con Latinoamérica. Osvaldo Dragún arengaba la idea de crear la Patria Grande del Teatro, no sé si lo decía textualmente...; en cualquier caso, me animo a confirmar que lo pensaba. Y yo camino en esa dirección, creo que es necesario tejer puentes y compartir y nutrirnos: nos acerca y potencia. Por supuesto que también está la cosa de extrañar, como dicen los italianos mi manda Buenos Aires, mi manca la Argentina. En cuanto al futuro, siempre hay algo que me conecta con mi país, mi ciudad. Lo necesito. Estoy tratando de retomar el venir una vez al año a trabajar, pospandemia se cortó todo. 

Por contar alguno de los proyectos para el futuro, te adelanto que el año que viene pretendo traer La Celestina, la versión unipersonal con la que voy de gira por aquí y por allí desde 2009. Es una puesta que quiero mucho y que me ha llevado por varios destinos con una hermosa acogida. También tenemos un proyecto con un grupo de compañeras: nos gustaría que el mismo texto se monte en Buenos Aires y en Madrid, en simultáneo.  En ese caso, dirigiré en Madrid el texto que la dramaturga argentina Carolina Sturla está escribiendo, de este lado del mundo. Aún estamos pensando quien asumiría la dirección acá.

Los Nadies

¿Y de tu cosecha como dramaturga se podrá ver alguna obra acá?

- Sí, algo que me emociona mucho es que en noviembre, falta muy poco ya, se estrenará Los Nadies, un texto mío que se representará los viernes de noviembre desde el 7 de noviembre, en el horario de 20hs, en el teatro Tercer Acto, Avenida de Mayo 1158, CABA; la dirección la asume José Castillo, acompañado de todo un equipo muy comprometido. Espero poder estar en el estreno para ver este trabajo.

¿Cómo se produjo el hallazgo de Dicha y desdicha...?, ¿Ángela de Azevedo fue relegada por su condición de mujer o su obra estuvo simplemente perdida durante mucho tiempo?

- El descubrimiento del texto ocurrió como pasa muchas veces, en parte por azar. Algo así como "quiero hacer tal texto de esta autora" -en ese momento era Ana Caro de Mallén-, y recibo la respuesta: "No podemos porque lo hace otra compañía". Entonces, preguntando, preguntando, Ernesto me comenta que a través de Serena Provenzano, una investigadora italiana, había sabido que existía un texto que nunca se había estrenado, que era, precisamente, Dicha y desdicha del juego y devoción de la Virgen... Lo leí, se lo pasé a Julieta para ver que le parecía y ella también se interesó. En principio, la idea era que Ernesto la dirigiese, pero me dijo que no. Y propuso que Julieta se encargara de la puesta en escena, que a él le gustaría actuar esa obra. Así fui juntando las piezas para armar el rompecabezas. 

La Celestina

El teatro clásico me apasiona desde muy chica, mis ejercicios de voz los hacía con los textos de Lope de Vega, Calderón... Algo así -salvando la distancia- como reencarnarme en María Guerrero, de Buenos Aires a Madrid, pasando por Roma para seguir profundizando con la Commedia dell´Arte. Como suelo decir, cuando actúo me gusta comunicarme a través del Siglo de Oro, y cuando dirijo desarrollo mi vertiente más experimental. 

Concretamente con respecto a las autoras, en este caso a Azevedo, sucedió que en algún momento se dejaron de nombrar durante largo tiempo. Pero, afortunadamente, hace unos años empezaron a ser rescatadas. A mí me parece una tarea necesaria montarlas. Como mujer que interpreta, produce, escribe, dirige y algunos etcéteras, considero que es una tarea ineludible cuidar lo que se hizo ayer, llevarlo a escena en el presente, darlo a conocer en el caso de los textos valiosos sin estrenar.