Caitlin Moran vuelve a la carga


Durante las giras de sus exitosos libros y en charlas que impartía a mujeres y niñas, Caitlin Moran se dio cuenta de que aparecía recurrentemente una misma pregunta, declinada de formas distintas: «¿Tienes algún consejo para los hombres?», «¿Qué consejo les darías a las madres de chicos adolescentes?». Aunque al principio sintió que esas dudas no iban con ella –«¿Por qué nos hemos puesto a hablar de hombres?»–, Moran acabó descubriendo que hablar de feminismo, hoy, implica necesariamente hablar también de ellos.

Un tiempo después, durante un Zoom organizado por el Día Internacional de la Mujer, Caitlin Moran conversó con una de sus hijas, dos amigas suyas y cuatro compañeros de clase. Hablaron de feminismo, aunque pronto la conversación empezó a centrarse en los chicos, que hablaron de soledad, del miedo a relacionarse con chicas o de las expectativas sexuales marcadas por el porno. Los chicos, visiblemente sorprendidos, agradecieron el espacio: confesaron que nunca habían dicho nada de eso en voz alta, ni en casa ni con sus amigos. Pero la revelación no terminó ahí. Al poco tiempo, varias chicas empezaron a escribirle a Moran para advertirle de algo más inquietante: aunque sus compañeros se mostraron educados y respetuosos durante la videollamada, en los grupos de WhatsApp llamaban «cáncer» al feminismo, «feminazis» a las feministas, y bromeaban sobre violaciones.

Tras presenciar semejante experiencia, Moran empezó a darle vueltas: tal vez esa furia masculina no nazca tanto del desprecio como de la carencia. La carencia de un espacio en el que los chicos puedan hablar de lo que sienten sin necesidad de escudarse en el sarcasmo, el desprecio o la pose. Si existiera una comunidad masculina capaz de acoger la vulnerabilidad –como la que muchas mujeres han encontrado en torno al feminismo–, es posible que mucha de esta violencia, sencillamente, no encontrara lugar. Pero hoy, ese espacio no existe. Y lo que no tiene salida, termina estallando por los márgenes. Así fue que decidió explorar este tema en el libr¿Y los hombres qué?.

En una conversación con su marido, Moran encontró una imagen reveladora de esa falta de comunidad emocional entre los hombres. Él le explicó por qué, a pesar del tiempo, Oasis sigue siendo el grupo favorito de millones de chicos: sus canciones, escritas por Noel Gallagher desde una infancia marcada por la violencia y la precariedad, hablan de encierro, de nostalgia, de no saber cómo expresar lo que duele. Pero quien las canta es su hermano Liam y líder polémico de la agrupación, desde la furia. Esa es, para él, la clave: hay ternura en las letras, pero rabia en la voz. Uno de sus versos más coreados resume esa contradicción: «Me gustaría decirte muchas cosas / Pero no sé cómo». Y ahí están, dice él, miles de hombres cantando al unísono esa línea como si fuera una consigna, una fuga, un grito que no encuentran dónde alojar. De nuevo el silencio, la carencia de palabras para hablar de lo íntimo, de lo vulnerable.

«Nosotras tenemos el feminismo», afirma Moran, sin presumir de una propiedad: se refiere a la comunidad que se ha gestado alrededor de poder expresar la propia vulnerabilidad, buscar apoyo y cariño en la hermandad, convertir el mundo en un espacio más cómodo y agradable. Los hombres no tienen este espacio, aunque algunos secretamente lo deseen. Si el único lugar que hay para expresar su vulnerabilidad, su dolor y su incomodidad es en un concierto con dos hermanos que fueron leyenda, gritando que no saben cómo expresarse, algo va mal. ¿Y si es necesario un nuevo espacio donde gritar?

El feminismo nos atañe a todas y todos

Recuperamos la entrevista que Marita Alonso hizo a Caitlin Moran en 2022 cuando Anagrama publicó su libro Más que una mujer. En esta conversación ya se puede ver el germen de lo que sería ¿Y los hombres qué?, pues la autora mencionaba la necesidad de que el feminismo fuera ejercido tanto por mujeres como por hombres, también reflexionaba sobre la dificultad de entender la separación cultural entre hombres y mujeres y apuntaba la importancia de tener referentes positivos en la televisión, cine y literatura. Una entrevista que es un excelente complemento para expandir el universo de Caitlin Moran.





Publicado en el newsletter de Anagrama, Barcelona, 6 de junio de 2025