Ariane Mnouchkine, revolucionaria del teatro y de la vida

Por Andrés Neumann* 


Hay pocos directores de teatro que han revolucionado el mundo de la escena y más aún mujeres. Una de las pocas es Ariane Mnouchkine (1939).

Cuando a principios de los años ‘70, Mnouchkine estrenó en París 1789 y 1793, sus dos obras que relatan eventos de la revolución francesa, fue un antes y un después. Ella y su cooperativa de actores, el Théâtre du Soleil (que no se debe confundir con el Cirque du Soleil de Canadá, ahora más conocido internacionalmente), obtuvieron de la ciudad de París un espacio insólito: la Cartoucherie de Vincennes, que nadie que haya estado allí podrá olvidar la experiencia.

Porque de eso se trataba, de una experiencia teatral que ahora se llamaría inmersiva, en la cual el espectador se encontraba catapultado en la época de la revolución francesa, incluso durante el intervalo.

Era una época en la que el teatro era un terreno de vanguardia en la investigación sobre los nuevos lenguajes expresivos en las artes, investigación que continúa hasta el día de hoy.

Era también una época en la que Francia y París fueron muy generosos con las artes, invitando y ofreciendo recursos para la creación de artistas extranjeros, entre ellos la propia Ariane Mnouchkine (Bélgica), Peter Brook (Reino Unido), Jorge Lavelli, Jerone Savary y Alfredo Arias (Argentina).


En esos años yo viajaba por Europa fascinado por toda esa novedad. En los años ‘70, mientras Ariane Mnouchkine creaba en París, el director italiano Luca Ronconi realizaba Orlando furioso en espacios urbanos, en la que los actores se movían sobre plataformas móviles entre los espectadores. Ese teatro fuera del teatro era una gran novedad para la época. Años después tuve la fortuna de poder producir giras internacionales para las obras de ambos directores.

La singularidad del Théâtre du Soleil fue desde entonces y hasta el día de hoy el de ser la única companía teatral que ha logrado manejarse en forma cooperativa y democrática, en la que todos hacen todo: los actores son también técnicos, utileros y mozos de la cafetería durante el intervalo. Gran ejemplo de teatro total. Ariane Mnouchkine muchas veces recibía personalmente el público en la recepción del teatro y acompañaba a los espectadores hasta sus asientos.

Hasta el día de hoy Ariane Mnouchkine continúa siendo una artista y activista ejemplar. Y pocos saben que una argentina fue su mano derecha durante muchos años, Liliana Andreone, y que un teatro independiente argentino continúa presentando 1789 en el antiguo tambo del Parque Avellaneda de Buenos Aires.



*Andrés Neumann (Cochabamba,1943) es productor, curador y divulgador de las artes escénicas. Reconocido por el Estado francés con el título de “Officier de l'Ordre des Arts et des Lettres”. Ha sido el productor de Pina Bausch, Peter Brook y Tadeusz Kantor. Ha colaborado con Dario Fo, Marcello Mastroianni, Ingmar Bergman, Luca Ronconi,  Robert Wilson, entre otros. www.andresneumann.com