Feminismo y fútbol en España, del “yo sí te creo” al “se acabó”

Futbolistas argentinas 
hermanadas con deportistas españolas.
por Silvina Benguria

Por Marina Logares*

El fútbol es un deporte que a menudo ha sido considerado como masculino y alejado del feminismo, pero sorprendentemente ha emergido como un catalizador esencial en la lucha por la igualdad de género en España.

Este fenómeno tan inesperado resulta de un proceso transformativo en la sociedad española que estalla el 8 de marzo de 2019. En aquel año el llamado caso “de la manada” aunó en las calles a millones de mujeres. Se convocaron huelgas de trabajadores, estudiantiles, se copó la calle con  lemas y pancartas en los que se coreaba a una el “yo sí te creo”.

La razón de aquel grito unísono, potente y claro, era la reciente sentencia del caso de una violación en grupo a una chica de 18 años por un grupo de cinco hombres de entre 25 y 28 años.

Los condenados fueron llevados a juicio ante una serie de tribunales. La primera sentencia fue emitida el 26 de abril de 2018 en la Audiencia Provincial de Navarra. En ella uno de los tres magistrados que la firmaban, Ricardo Javier González González, ejerció un voto particular en el que explicaba que no apreciaba en los hechos delito sexual. Más aún, fueron especialmente incendiarias para la sociedad española las siguientes palabras de González González:

“No aprecio signo alguno de violencia, fuerza o brusquedad ejercida por parte de los varones sobre la mujer. No puedo interpretar en sus gestos, ni en sus palabras […] intención de burla desprecio humillación, mofa o jactancia de ninguna clase. Si de una desinhibición total y explícitos actos sexuales en un ambiente de jolgorio y regocijo en todos ellos, y, ciertamente, menor actividad y expresividad en la denunciante.  (Sección segunda de la Audiencia Provincial de Navarra, sentencia número 000038/2018, página 242)

Cuando estas palabras salen a la luz la sociedad española ya conocía los escabrosos detalles del suceso. No sólo se hablaba de una violación sino que ésta había sido grabada, que además  al concluir le habían robado el móvil a la víctima y la habían dejado abandonada en el lugar del suceso, un portal de una calle, sin poder acudir a amigos o familiares. ¿Cómo podía ser ese el final de un suceso con jolgorio y regocijo?

Caso la manada, concentración de protesta por la sentencia

Pero más allá de esas dos palabras hay algo que sonaba conocido a cualquier mujer: la “menor actividad y expresividad” de la víctima. El momento de parálisis, el miedo, el dejar que el dominante someta para no enfadarle más.

Para todas las mujeres es conocida la siguiente secuencia: algo ocurre, te callas, se burlan, se asocia a ti algo que no quieres, que no eres. Algo ocurre, te callas, te abruma, lloras, nadie lo ve, es "normal", te alejas, has perdido algo dentro de ti. Algo ocurre, hablas, no te creen, el resultado es el mismo, no encuentras lugar seguro donde recuperarte de lo que ha pasado. Algo ocurre, hablas, dicen de ti que exageras que no era para tanto, te insultan. Algo ocurre...

Las palabras “menor actividad y expresividad” estallan en el imaginario de cualquier mujer como ese momento en que te callas porque tu asaltante es superior, porque callándote igual salvas algo. Y ese algo abarca desde salvar una situación incómoda, el trabajo o, en este caso, la vida.

El caso siguió su recorrido jurídico, y paralelamente la sociedad hizo un recorrido hacia ese “yo sí te creo” del 8 de marzo. Todas sabíamos que no siempre puedes hacer esa doble negativa de la que se hablaba en el entorno jurídico, todas sabemos que oponer resistencia ante quien tiene el privilegio, ante quien siempre ha dispuesto y hecho lo que le viene en gana, puede significar perder la vida.

Millones de mujeres españolas se unieron en una manifestación histórica el 8 de marzo de 2019, se convocaron huelgas y se exigieron más derechos. Y de esta manera,  entró en el pensamiento colectivo la idea del consentimiento como piedra angular de las relaciones sexuales, en particular en las relaciones sexuales entre hombres y mujeres.

A consecuencia de esto el gobierno más dividido de la historia reciente de España, un gobierno de coalición, aprobó una ley conocida como la ley del “sólo sí es sí”. Esta es todavía una ley extremadamente controvertida y que ha tenido un coste humano y político extremo, llegando incluso a causar  rebajas de penas en condenados por violación sexual.

Manifestaciones convocadas por el hashtag se acabó

El objetivo de esta ley consiste fundamentalmente en poner en el centro de las relaciones sexuales el consentimiento.

El consentimiento se ha intentado explicar de diversas formas, la más famosa es el vídeo del “tea consent”, ampliamente conocido en los países anglosajones y luego traducido al castellano. Y precisamente el consentimiento, es el hilo que da paso del grito unísono del “yo sí te creo” a “se acabó”. El debate que surgió alrededor del “sólo sí es sí” tuvo un efecto pedagógico que ha cambiado la sociedad española. Un cambio que ha calado, ya no está bien visto tocar a una mujer el culo en la calle, situación denunciada por varias periodistas en el ejercicio de su profesión y que hemos llegado a poder ver en directo los espectadores un 12 de septiembre de este año.

La prueba irrefutable, o mejor dicho el paso final para este cambio social fue el conocido “beso no consentido de Rubiales” a la futbolista Jenni Hermoso tras ganar el mundial de fútbol.

El 20 de agosto de 2023, la selección femenina de fútbol de España alcanzó un hito histórico al ganar la Copa del Mundo. Este logro estuvo marcado por la lucha de las jugadoras por sus derechos y condiciones de trabajo, enfrentándose a la dirigencia encabezada por Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, llegando en algunos casos a renunciar a pertenecer a la selección.

Rubiales, anteriormente vicepresidente de la UEFA, durante la celebración del triunfo en el Mundial, se agarró los genitales en el palco de autoridades, junto a la reina de España y la infanta Sofía (menor de edad),  gesto que él mismo luego explicaba en una comparecencia en la sede de la Federación, realizó para celebrar y elogiar el éxito, más que del equipo, del en aquel momento seleccionador Jorge Vilda. El mismo día de la victoria ya en la ceremonia de celebración del triunfo en la que las jugadoras saludaban a la reina Leticia, Rubiales besó en la boca a la jugadora Jennifer Hermoso. Ese beso fue televisado y desencadenó una serie de eventos que sacudieron la comunidad futbolística y a toda la sociedad, primero española, luego a nivel mundial.

Celebración de la victoria en Sídney

Muchas opiniones se escucharon sobre lo sucedido aquella tarde de domingo. Un directo de Jenni Hermoso en instragram, hablando casualmente en el vestuario fue lo que nos despertó a todas. En ese video las jugadoras, que al estar cada una en fila saludando a las autoridades no habían visto lo ocurrido preguntan y comentan sobre lo sucedido y una Jenni muy natural dice que “no me ha gustado […] pero mírame, ¿qué hago yo?”. En aquel momento el feminismo se pone de pie y señala que ese “hecho espontáneo” como lo calificó el mismo Rubiales, no podía haber  sido consentido. La respuesta de muchos era que ella no había hecho nada en respuesta en aquel momento. Pero de la misma forma que ella decía “¿qué hago yo?” muchas mujeres recordaban esa sumisión requerida para salvar la vida. El debate estaba sobre la mesa, de nuevo centrado en el consentimiento. Y en esta línea se comparó con otro beso, el de Iker Casillas y su novia la periodista Sara Carbonero en la celebración del mundial de fútbol de Sudáfrica en 2010 ante millones de telespectadores. Sara se había ruborizado en aquel beso, no había sido apropiado pues ella estaba trabajando. Pero había una diferencia clave con respecto a este nuevo beso, el de Rubiales a Jenni, Rubiales es el superior de Jenni al ser el presidente de la Federación Española de Fútbol y no mantiene una relación afectiva con ella.

Esto era algo nuevo a aprender por la sociedad española: la posición de superioridad de Rubiales, ser el presidente de la Federación Española de fútbol y Jenni una jugadora seleccionada por tal federación para jugar en el Mundial de fútbol, imprimía un matiz específico al hecho. ¿Es correcto que un superior siquiera pida un beso a un subordinado? ¿y a una subordinada?

El 25 de agosto de 2023 Alexia Putellas escribió en la red X: “Esto es inaceptable. Se acabó. Contigo compañera @Jennihermoso”  y sus palabras catalizaron una revuelta, que se convirtió en el #metoo español.

Entre tanto Rubiales negaba los hechos. Su discurso en la asamblea  de la Real Federación de Futbol Española aquel 25 de agosto resultó tan fuera de lugar que ahora acuña la expresión “hacer un Rubiales”.

Futbolistas argentinas 
hermanadas con deportistas españolas
por Silvina Benguria

Sin embargo la respuesta de la sociedad a las acciones de Rubiales reveló el cambio que se había producido gracias a la lucha feminista. Las jugadoras, respaldadas por el sindicato Futpro y otros, se negaron a jugar bajo la dirección de Rubiales, exigiendo su renuncia. La FIFA suspendió provisionalmente a Rubiales, y la situación llevó a la renuncia del entrenador Jorge Vilda y a la presentación de una querella por parte de Hermoso.

El caso Rubiales ilustra pues cómo las cuestiones de género pueden permear todos los aspectos de la sociedad, incluso en un deporte tradicionalmente masculino como el fútbol. La controversia en torno a su comportamiento destaca la importancia de la sensibilización sobre el consentimiento y el respeto en todos los niveles.

La lucha feminista en el fútbol español se ha convertido en un recordatorio poderoso de que la igualdad de género es un objetivo que debe perseguirse en todos los ámbitos de la sociedad, incluso en los campos de juego donde la pasión por el juego debería ser compartida por todos, independientemente del género.


* Dr. Marina Logares, Profesora Asociada y Secretaria Académica en el Departamento de Álgebra, Geometría y Topología, Facultad de Matemáticas, Universidad Complutense de Madrid. https://www.ucm.es/marina_logares