Portadoras del fuego sagrado

Por Sebastián Spreng


Durante la explosión mediática del CD y del DVD de las décadas 80-90, abundaron los documentales sobre grandes de la música y adyacencias. Hoy cosa del pasado, verdaderas criaturas en extinción, su ausencia es otra pena que lamentar. Ya en aquel momento el joven director muniqués Jan Schmidt-Garre (Munich, 1962) se abocaba a la tarea de rescatar figuras que, de otro modo, hubiesen quedado en el olvido o sin gozar de la relevancia que merecían. Atento, visionario y precavido, como un escriba dejando los rastros de una civilización amenazada, legó fascinantes documentales sobre, entre otros, Celibidache (dicho sea de paso, su maestro), un curioso ensayo sobre Bruckner, Sophia (sobre Sophia Gubaidulina componiendo para Anne Sophie Mutter), los cantantes líricos afroamericanos en Aida’s Brothers & Sisters, la extraordinaria serie sobre Belcanto, los tenores de la era 78 y la imprescindible Furtwängler’s Love, con la entrevista a la nonagenaria Elisabeth Ackermann, viuda del director. Asimismo, imposible -si nos referimos a Schmidt-Garre- no mencionar Opera Fanatic donde, junto al inefable Stephan Zucker, se embarcó en un periplo incierto al buscar una decena de prima donnas italianas retiradas para un documento de ribetes desopilantes, algunos ya casi legendarios.

Debe reconocerse que para los tiempos que corren, este director es una rara avis, un arqueólogo visual que comparte sus descubrimientos desde enfoques peculiares; un leitmotiv que aparece en varios de sus documentos es el de compartirnos su viaje filmado por la ventana del auto hacia donde se dirige, como hilo conductor y separador de temas, ordenador de ideas, a la postre reflexión de esta suerte de road-movies. Sus películas atrapan, divierten, apuntan preferentemente al público conocedor del tema; son valiosas, cada vez más.

El presente emprendimiento está dedicado a tres artistas de hoy. Por cierto, habría que preguntarle a divas del pasado que opinan del enfoque que dan a sus carreras estas jóvenes estrellas en plena media carrera: Ermonela Jaho, Barbara Hannigan y Asmik Gregorian. 

Para Schmidt-Garre, las tres son portadoras del Fuego Sagrado, título del film que empieza y termina con un fragmento prestado de Opera Fanatic: primero una joven Santuzza y finalmente su intérprete anciana, la soprano Carla Gavazzi (1913-2008) aportando los típicos sabios consejos. En estilo y enfoque, la albanesa Ermonela Jaho es la más parecida a las intérpretes de antaño. Cuenta lo difícil  que fue llegar al lugar que ocupa, viniendo de un país aislado, postergado; también cómo vive cada personaje al punto de poseerla tanto física como emocionalmente. Entonces qué mejor que Suor Angelica, la sufriente criatura pucciniana que ha hecho suya en los grandes escenarios líricos. Precisamente, se asiste a ensayos en la Ópera Nacional de Munich dirigida por Kiril Petrenko y Lotte de Beer, así como a escenas de Madama Butterfly y La Traviata, otros dos personajes que van a su temperamento: “Debo encarnarlas y debo sufrir”, declara, mostrando el doloroso proceso tanto en incorporar cada papel, como en desprenderse de cada uno de ellos.

En contraste, la canadiense Barbara Hannigan es el prototipo de la artista multifacética de hoy: cantante y directora, entre otros rubros, ha sido inspiración de óperas de compositores como Hans Abrahamsen con The Snow Queen. Se la ve dirigiendo y cantando al mismo tiempo a Mahler en Gotemburgo con impactante resultado y en su conmovedora larga relación artística con Reinbert de Leeuw, en esta oportunidad en obras de Satie y Grisey, durante los últimos meses de vida del director holandés. Escenas de Pelléas et Mélisande, y otras mostrando su vida cotidiana, conforman un refrescante retrato de una artista única y diferente.

Tercera y última, casi una recién llegada, es la meteórica Asmik Grigorian, una de las actrices cantantes más notables aparecidas en este nuevo siglo. Poseedora de una fuerte personalidad y un compromiso fervoroso con cada papel que aborda, no teme desintegrarse con las heroínas que interpreta; obviamente arriesgarse es parte su naturaleza. Su Salomé en Salzburgo, que marcó la consagración definitiva de la soprano lituana, realza este film realizado cuando aún la intrépida Grigorian no era la estrella que es hoy, lugar al que llegó después de una larga carrera en teatros del área eslava. Una anterior Iolanta de Chaicovsky ya daba la pauta de su fenomenal talento que florecerá como Tatiana, Manon, Rusalka y Jenufa, entre otras tantas.

Los rituales previos a cada función muestran el carácter y estilo bien diferenciados de cada una, y siempre dentro de un cariz que sugiere respeto cuando no veneración, el director logra poner en imágenes el precalentamiento vocal de las cantantes.

La entrega se completa con un recital al piano donde ellas cantan caballitos de batalla. Recomendado a toda persona fanática del género, mientras que los curiosos impertinentes no saldrán defraudados.

*FUOCO SACRO, SCHMIDT-JARRE, NAXOS PARSMEDIA DVD 0730099014168


Trailer Fuoco Sacro