Por Rocío Benavente, para Mujeres
con Ciencia
Durante
la Revolución Francesa, muchas ideas y conceptos que hoy damos por básicas en
nuestro mundo nacieron o evolucionaron de forma fundamental. Entre ellas se
encuentran las bases de la química moderna, que en este momento y de la mano de
dos personajes, dio los pasos que separaban la alquimia de una ciencia moderna, racional y exacta. Uno
de esos personajes fue Marie-Anne Pierrette Paulze, apodada precisamente la
“madre de la química moderna” porque estuvo directamente implicada en la
creación y modelado de esas ideas.
Pierrette
Paulze nació en 1758 en Loire, en una familia de aristócratas de los que fue la
única hija entre cuatro hermanos. Su madre murió cuando ella tenía tres años y
su padre decidió que creciese en un convento, algo que se convirtió de hecho en
una puerta a un mundo culto e ilustrado, ya que era en estos sitios donde más
fácil resultaba recibir una educación de calidad en aquella época. En ese
entorno y gracias a sus capacidades, su formación fue sólida y completa:
aprendió varios idiomas, entre ellos inglés y latín, además de formarse en
pintura hasta convertirse en una dibujante y grabadora con talento. Todo esto
le serviría después en sus trabajos científicos.
Un matrimonio científico
![]() |
M. y Mme
Lavoisier de Jacques-Louis David, 1788 (Museo Metropolitano de Nueva York). |
Al
llegar a la adolescencia el matrimonio era el objetivo, y no le faltaban
candidatos. El principal, un hombre que le triplicaba la edad, el conde de
Amerval, al que ella definió como “un tonto, un insensible rústico y un ogro”.
Sin embargo, su padre, buscando un pretendiente algo más acorde a los gustos y
personalidad de su hija, acordó finalmente casarla con Antoine Laurent Lavoisier, que solo tenía el doble de años
(ella 14, él 28). A pesar de que seguía siendo una diferencia de edad notable,
ambos se entendieron bien desde el principio, compartían intereses
intelectuales y durante años su unión fue feliz y fructífera.
Antoine
era ya un conocido científico y Marie-Anne comenzaría a trabajar con él,
recibiendo y ampliando su educación formal en áreas científicas de la mano de
renombrados químicos de la época y convirtiéndose en compañera de trabajo
imprescindible de su marido. “La señora Lavoisier poseía una inteligencia
arrolladora y no tardaría en trabajar productivamente al lado de su marido. A
pesar de las exigencias del trabajo de él (abogado y economista y más adelante
nombrado administrador de la pólvora del Arsenal de París) y de una activa
social, conseguían la mayoría de los días dedicar cinco horas a la ciencia, así
como todo el domingo”.
Desmontando la idea del flogisto
Como
decíamos al principio, el trabajo de ambos fue esencial para la modernización
de la química. Sus trabajos se centraron en la idea del flogisto que, proveniente de la alquimia, era central
en los conceptos químicos de entonces. El flogisto era el nombre que recibía un
supuesto elemento presente en los compuestos inflamables y que se liberaba
durante la combustión. El flogisto era algo imposible de medir con precisión y
que daba a los elementos que se quemaban propiedades difíciles de predecir,
manteniendo a esa química incipiente en un estado confuso y con cierta
irracionalidad.
Antoine,
asistido siempre por Marie-Anne, criticó estas nociones y demostró que los
elementos cuando arden responden a unas variaciones medibles y predecibles,
aportando racionalidad y claridad a este aspecto de la química. Entre ambos y
en colaboración con otros científicos de su época desarrollaron una
nomenclatura sistemática para referirse a las sustancias químicas y sus
compuestos, ampliando esa racionalidad científica que la química adolecía hasta
entonces.
Traductora crítica, dibujante
detallista
![]() |
Experimentos sobre respiración humana. Dibujo de Madame Lavoisier, que muestra a la autora tomando notas en una mesa cercana |
Dentro
de su colaboración, el trabajo de Marie-Anne sentó las bases de los avances que
podría lograr su marido, entre otras cosas porque gracias a sus conocimientos
de latín e inglés tradujo para él obras fundamentales en el campo en el que
trabajaba, principalmente el Ensayo sobre Flogisto de Richard Kirwan. Pero no se limitó a traducir de forma
aséptica, sino que a medida que se iba formando introducía notas críticas sobre
los errores químicos que ella percibía en el texto.
También
su formación como pintora fue extremadamente útil en su tarea. Durante el día,
el matrimonio Lavoisier pasaba horas en el laboratorio, él llevando a cabo
experimentos y ella anotando observaciones, protocolos y resultados de forma
metódica, además de dibujando diagramas y esquemas de los aparatos que
utilizaba y sus diseños experimentales. Fueron trabajos tremendamente prácticos
a posterior a la hora de entender los resultados del trabajo que hicieron. Ella
se encargaría también más adelante de editar y organizar la publicación de los
informes que elaboraban a partir de sus investigaciones. A pesar de ello, ella
nunca incluyó su nombre en esas publicaciones.
La Revolución Francesa y el Terror
Lamentablemente,
así como la Revolución Francesa sirvió de chispa que dio luz a esta época de
avance científica, también tuvo en ella un impacto devastador. En 1973, durante
la etapa llamada Reinado del Terror, Antoine fue acusado de traición
debido a sus anteriores puestos de trabajo. El 28 de noviembre de ese año fue
arrestado y encarcelado en la prisión de Port-Libre. Marie-Anne le visitaba con
regularidad y trató de liberarle defendiéndole ante su acusador, que tenía a su
vez el poder de liberarle. Utilizó entre sus argumentos la importancia de sus
trabajos científicos y la gran repercusión que tendrían para Francia.
No
sirvió de nada. El 8 de mayo de 1794, Antoine fue ejecutado en París, el mismo
día que lo fue también el padre de Marie-Anne. Ella misma pasó un tiempo en
prisión y todos sus bienes fueron confiscados. Tras la muerte de Antoine, ella
siguió trabajando para recopilar todos sus resultados y, tras no encontrar un
editor interesado, los publicó ella misma en 1803.
Marie-Anne
volvió a casarse, esta vez con un científico inglés llamado Benjamin Thompson, conde de Rumford. Sin embargo, ella siempre
mantuvo el apellido Lavoisier y la relación nunca fue la misma que la que tuvo
con Antoine. Thompson nunca invitó a Marie-Anne a colaborar con él, su vida
matrimonial y social nunca fue igual de feliz y al final terminaron
divorciándose.
La
casa de Marie-Anne siguió siendo hasta su muerte un lugar de encuentro de
científicos e intelectuales donde se mantenían apasionadas conversaciones
científicas. Falleció en 1836 a los 78 años.
Referencias
Marie-Anne
Pierrette Paulze, Wikipedia
María
Angélica Salmerón, Marie-Anne Paulze Lavoisier y el
nacimiento de la química moderna, La ciencia y el hombre vol XXIII, no. 1, 2010
Adela
Muñoz Paéz, Madame Lavoisier: la madre de la
química moderna,
Redes no. 8, 68-69
Sobre la autora
Rocío
Benavente (@galatea128) es periodista.