La gente está aplaudiendo, alguien se pone de pie
en la sala repleta. Emoción, la música flotando aún, las luces de escena. Hace
calor, hacemos calor. Estamos en Olavarría, acaba de sonar Aqualáctica. “¿Les
parece Aqualáctica?, nadie los conoce acá; ¿cuánta gente vendrá a escucharlos?,
¿qué necesitamos…?” Hace un minuto estábamos armando todo, soñando el sueño,
blandiéndolo, haciéndolo crecer y ahora estamos aplaudiendo emocionadas una
noche mágica de viaje de violines y cello y guitarra sobre un fondo de escenarios
naturales proyectados, rebalsando una pared pantalla gigante.
Y ya estamos organizando lo que vendrá. Somos cinco
mujeres hermanas, amigas, amores. Solo mujeres, por decantación. Sin el
propósito explícito, como otras veces. Armar así, cómodas, zambullidas en la
red de la confianza plena, entregadas, felices, poderosas. Como una bola. Una
maraña. Así somos, o estamos; múltiples, expandidas sobre este escenario
argentino, mundial. Mujeres banda ancha, ambiciosas de realizar nuestros
sueños.
Vibra el Aire: eso somos, eso anunciamos.
Algo se escucha, imperceptible. Una llamada. Hay un
detenerse. Se abre un lugar. Salimos del cotidiano. Hay una entrega, una
disposición. Allá vamos. Como quien va hacia una ceremonia. Confluimos en un
centro fuera del centro. Como un remolino. Allí respiramos. Vibra el aire. El
poema entre los dedos. Algo está aconteciendo.
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Aqualáctica en vivo |
Si queremos buscar el inicio de todo, porque estas
cosas siempre tienen su historia, sus procesos, su maduración, nos gusta pensar
en Vibra el Aire como una semilla que fue creciendo, que se fue alimentando de
muchas cosas y circunstancias, más o menos veladas, más o menos evidentes,
hasta eclosionar en esta pampa húmeda y no tanto. Una pampa dura, de piedra y
mucho cemento.
Un deseo acumulado de compartir en familia, con mi
hermana, de hacer juntas.
Las dos, cada una desde su lugar, desde su gesto,
venimos impulsando desde hace tiempo en la ciudad proyectos y acontecimientos vinculados con el
arte, con la expresión y muestra de sensibilidades.
Ella,
junto con Tamy, desde “La Pieza que faltaba”, un local de venta de ropa y
objetos de diseño que funciona en la ciudad desde hace más de 10 años,
generando –en torno a la actividad principal- ferias, encuentros de artesanos y
artesanas, de artistas, obsequiando siempre momentos de música en vivo, narraciones,
payasos/as, cuentacuentos. Convocatorias callejeras y abiertas a toda la
comunidad, desde donde han construido un tejido afectuoso de intercambios, de
sociabilidad generosa.
Por
mi parte, desde lo que fue “Cine La Hormiga”, un espacio de cine itinerante y a
la gorra, que buscó mostrar en Olavarría el cine que no tiene lugar en las
salas comerciales, con dos proyecciones semanales al comienzo y luego una,
sosteniendo el proyecto, el compromiso, la cita durante 4 años consecutivos. Y
también y simultáneamente, desde la Colectiva por la Diversidad Olavarría, un
espacio que tuvo que ver fundamentalmente con la visibilización de las
identidades de la diversidad sexual y de género, de los derechos conquistados y
con la sensibilización de la comunidad en general, en relación con la
diversidad; aspirando siempre a la construcción de una comunidad respetuosa de
las diferencias.
Luego
también, desde lo que fue el primer ciclo de conciertos “Gira y Tiembla”, que
tuvo lugar en el año 2013, impulsado desde la Secretaría de Cultura de la
Municipalidad. Y finalmente, desde la experiencia de “Al pie de la letra”, un
proyecto de música de piano en vivo y lectura de textos.
Todo,
con el deseo persistente de abrir espacios de sensibilidad, a través del arte y
de compartirlos.
Un
martes a la noche, en pleno verano, nos juntamos a planear e imaginar todo. Empezamos
a volcar nombres en una hoja de papel: posible público. Nombres propios, gente
que conocemos de acá, de la ciudad-pueblo. Nos parecía que si teníamos esa
gente todo era posible. ¡Hagamos un club de socixs! Una cuota mensual. ¿Cuánta
gente necesitamos? Intentábamos hacer un cálculo, algo. Puro entusiasmo. Toda
esa energía encendida se la contamos a Malala, una amiga hermana que ¡seguro
iba a echar leña al fuego! Otra reunión, pileta y mates mediante y ya éramos
tres subidas a la barca. Y la bola creciendo. A esa altura el club de socixs
cedió lugar a una lista de posibles auspiciantes. Los números para producir
cultura digna y bien tratada -“producción soft” y amorosa, decimos- no dan,
salvo que sumemos esfuerzos, gestos, auspicios, manos de todos lados. Y eso, en
la ciudad-pueblo, se teje aún con cierta facilidad.
Ya
teníamos una fecha. Puro riesgo y alegría. Llegaron Tamy y Paula, despacito.
Escuchando cautelosas. Sin mucho que perder, con ganas de acompañar. Sí, todo
un poco quieto, puede ser. Impulsar el arte, por qué no. Hasta ahí, marzo.
El
15 de abril lanzamos el proyecto, el 15 de abril éramos 5 mujeres de fiesta, el
entusiasmo y el sueño latiendo en cinco corazones y creciendo en cinco
direcciones.
Vibra
el Aire en la feria de la Pieza que faltaba, en la Casa Roja de Nora Sarazola
en Sierras Bayas, Partido de Olavarría. Anunciando el despegue con Aqualáctica.
Hermoso. Buen recibimiento de la gente.
Vibra el aire quiere abrir en la ciudad
espacios por donde circule sensibilidad artística; expresiones de arte, de
creaciones artísticas que toman la forma de la música, el cine, la literatura,
la plástica, la poesía, la fotografía, el pensamiento. Episodios culturales que
tendrán lugar en diferentes espacios de la ciudad, en principio durante este
2018 y parte del 2019. Hasta allí nos proyectamos.
Salimos
a buscar auspicios, entre conocidos y no tanto. Que nos ayuden a concretar 4
Episodios principales, organizados según las estaciones: otoño, invierno,
primavera y verano. Cuatro conciertos, y
en el medio, de todo un poco. Un cacho de cultura. Un rapto de cultura.
Una
apuesta para Olavarría. Que pasen las cosas que nos gustaría que pasen, lo que
habitualmente vamos a buscar a Buenos Aires. ¿Hay o no hay público en Olavarría
para todo lo que nos proponemos desde Vibra el Aire? ¿El público nace o se
hace? Nosotras apostamos, arriesgamos, construimos. Sabemos que hay que contar
de qué se trata, que hay que entusiasmar, invitar, insistir.
El
12 de mayo estuvieron aquí, como Episodio
1 - OTOÑO de Vibra el Aire, Aqualáctica, una formación de violines, cello y
guitarra electroacústicos. Música como experiencia. Un viaje por la galaxia.
Familia de músicos, papá Gato, Jaspe y Nagual, hijos y hermanos; Flavio, amigo
y parte. Un fuego musical exquisito, generoso. 129 entradas vendidas, 140
personas en sala. Ya hay un público para Aqualáctica. Ya está construido. Aún
nos siguen llegando lindísimos mensajes de felicitaciones, aliento, gratitud. Los
músicos inmensamente agradecidos de esta medida afectuosa de las cosas. ¡Allá
vamos! ¡Olavarría, Buenos Aires, Argentina, Planeta Tierra! ¡Están todxs
invitadxs!
Instagram: vibra_el_aire
Facebook: Vibrael Aire
Junio en Vibra el Aire: 23 y 24
- Mini festival de cine: Universo Herzog.