… y entre todas hicieron vibrar el aire

Por Florencia Magnaterra

La gente está aplaudiendo, alguien se pone de pie en la sala repleta. Emoción, la música flotando aún, las luces de escena. Hace calor, hacemos calor. Estamos en Olavarría, acaba de sonar Aqualáctica. “¿Les parece Aqualáctica?, nadie los conoce acá; ¿cuánta gente vendrá a escucharlos?, ¿qué necesitamos…?” Hace un minuto estábamos armando todo, soñando el sueño, blandiéndolo, haciéndolo crecer y ahora estamos aplaudiendo emocionadas una noche mágica de viaje de violines y cello y guitarra sobre un fondo de escenarios naturales proyectados, rebalsando una pared pantalla gigante.

Y ya estamos organizando lo que vendrá. Somos cinco mujeres hermanas, amigas, amores. Solo mujeres, por decantación. Sin el propósito explícito, como otras veces. Armar así, cómodas, zambullidas en la red de la confianza plena, entregadas, felices, poderosas. Como una bola. Una maraña. Así somos, o estamos; múltiples, expandidas sobre este escenario argentino, mundial. Mujeres banda ancha, ambiciosas de realizar nuestros sueños.

Vibra el Aire: eso somos, eso anunciamos.

Algo se escucha, imperceptible. Una llamada. Hay un detenerse. Se abre un lugar. Salimos del cotidiano. Hay una entrega, una disposición. Allá vamos. Como quien va hacia una ceremonia. Confluimos en un centro fuera del centro. Como un remolino. Allí respiramos. Vibra el aire. El poema entre los dedos. Algo está aconteciendo.

Aqualáctica en vivo
Si queremos buscar el inicio de todo, porque estas cosas siempre tienen su historia, sus procesos, su maduración, nos gusta pensar en Vibra el Aire como una semilla que fue creciendo, que se fue alimentando de muchas cosas y circunstancias, más o menos veladas, más o menos evidentes, hasta eclosionar en esta pampa húmeda y no tanto. Una pampa dura, de piedra y mucho cemento.

Un deseo acumulado de compartir en familia, con mi hermana, de hacer juntas.

Las dos, cada una desde su lugar, desde su gesto, venimos impulsando desde hace tiempo en la ciudad proyectos y acontecimientos vinculados con el arte, con la expresión y muestra de sensibilidades.

Ella, junto con Tamy, desde “La Pieza que faltaba”, un local de venta de ropa y objetos de diseño que funciona en la ciudad desde hace más de 10 años, generando –en torno a la actividad principal- ferias, encuentros de artesanos y artesanas, de artistas, obsequiando siempre momentos de música en vivo, narraciones, payasos/as, cuentacuentos. Convocatorias callejeras y abiertas a toda la comunidad, desde donde han construido un tejido afectuoso de intercambios, de sociabilidad generosa.

Por mi parte, desde lo que fue “Cine La Hormiga”, un espacio de cine itinerante y a la gorra, que buscó mostrar en Olavarría el cine que no tiene lugar en las salas comerciales, con dos proyecciones semanales al comienzo y luego una, sosteniendo el proyecto, el compromiso, la cita durante 4 años consecutivos. Y también y simultáneamente, desde la Colectiva por la Diversidad Olavarría, un espacio que tuvo que ver fundamentalmente con la visibilización de las identidades de la diversidad sexual y de género, de los derechos conquistados y con la sensibilización de la comunidad en general, en relación con la diversidad; aspirando siempre a la construcción de una comunidad respetuosa de las diferencias.

Luego también, desde lo que fue el primer ciclo de conciertos “Gira y Tiembla”, que tuvo lugar en el año 2013, impulsado desde la Secretaría de Cultura de la Municipalidad. Y finalmente, desde la experiencia de “Al pie de la letra”, un proyecto de música de piano en vivo y lectura de textos.

Todo, con el deseo persistente de abrir espacios de sensibilidad, a través del arte y de compartirlos.

Un martes a la noche, en pleno verano, nos juntamos a planear e imaginar todo. Empezamos a volcar nombres en una hoja de papel: posible público. Nombres propios, gente que conocemos de acá, de la ciudad-pueblo. Nos parecía que si teníamos esa gente todo era posible. ¡Hagamos un club de socixs! Una cuota mensual. ¿Cuánta gente necesitamos? Intentábamos hacer un cálculo, algo. Puro entusiasmo. Toda esa energía encendida se la contamos a Malala, una amiga hermana que ¡seguro iba a echar leña al fuego! Otra reunión, pileta y mates mediante y ya éramos tres subidas a la barca. Y la bola creciendo. A esa altura el club de socixs cedió lugar a una lista de posibles auspiciantes. Los números para producir cultura digna y bien tratada -“producción soft” y amorosa, decimos- no dan, salvo que sumemos esfuerzos, gestos, auspicios, manos de todos lados. Y eso, en la ciudad-pueblo, se teje aún con cierta facilidad.

Ya teníamos una fecha. Puro riesgo y alegría. Llegaron Tamy y Paula, despacito. Escuchando cautelosas. Sin mucho que perder, con ganas de acompañar. Sí, todo un poco quieto, puede ser. Impulsar el arte, por qué no. Hasta ahí, marzo.

El 15 de abril lanzamos el proyecto, el 15 de abril éramos 5 mujeres de fiesta, el entusiasmo y el sueño latiendo en cinco corazones y creciendo en cinco direcciones.

Vibra el Aire en la feria de la Pieza que faltaba, en la Casa Roja de Nora Sarazola en Sierras Bayas, Partido de Olavarría. Anunciando el despegue con Aqualáctica. Hermoso. Buen recibimiento de la gente.  

Vibra el aire quiere abrir en la ciudad espacios por donde circule sensibilidad artística; expresiones de arte, de creaciones artísticas que toman la forma de la música, el cine, la literatura, la plástica, la poesía, la fotografía, el pensamiento. Episodios culturales que tendrán lugar en diferentes espacios de la ciudad, en principio durante este 2018 y parte del 2019. Hasta allí nos proyectamos.

Salimos a buscar auspicios, entre conocidos y no tanto. Que nos ayuden a concretar 4 Episodios principales, organizados según las estaciones: otoño, invierno, primavera y verano.  Cuatro conciertos, y en el medio, de todo un poco. Un cacho de cultura. Un rapto de cultura.

Una apuesta para Olavarría. Que pasen las cosas que nos gustaría que pasen, lo que habitualmente vamos a buscar a Buenos Aires. ¿Hay o no hay público en Olavarría para todo lo que nos proponemos desde Vibra el Aire? ¿El público nace o se hace? Nosotras apostamos, arriesgamos, construimos. Sabemos que hay que contar de qué se trata, que hay que entusiasmar, invitar, insistir.

El 12 de mayo estuvieron aquí, como Episodio 1 - OTOÑO de Vibra el Aire, Aqualáctica, una formación de violines, cello y guitarra electroacústicos. Música como experiencia. Un viaje por la galaxia. Familia de músicos, papá Gato, Jaspe y Nagual, hijos y hermanos; Flavio, amigo y parte. Un fuego musical exquisito, generoso. 129 entradas vendidas, 140 personas en sala. Ya hay un público para Aqualáctica. Ya está construido. Aún nos siguen llegando lindísimos mensajes de felicitaciones, aliento, gratitud. Los músicos inmensamente agradecidos de esta medida afectuosa de las cosas. ¡Allá vamos! ¡Olavarría, Buenos Aires, Argentina, Planeta Tierra! ¡Están todxs invitadxs!

Instagram: vibra_el_aire
Facebook: Vibrael Aire

Junio en Vibra el Aire: 23 y 24 - Mini festival de cine: Universo Herzog.