La saga de Eva

2. La parecida a nadie
Por Belén Parrilla

Había pasado el momento del máximo caos. Estábamos en el sexto día y Dios se sentía incompleto, un artista mediocre que hacía paisajes medio aburridos y animalitos sin ganas de progresar, cuando… ¡eureka!, sintió el impulso que atraviesa a todo artista en su obra: lo autorreferencial. Y viéndose tan guapo, decidió crear algo a su imagen y semejanza.

Aburrido un poco de las explosiones y movimientos estelares, quiso darle a esta creación una conexión más íntima, y devenido alfarero celestial, decidió poner manos a la tierra arcillosa… Dios estaba embelesado en su vínculo artesanal con el objeto que estaba creando. ​Preso del entusiasmo lo llenó de detalles internos y externos, y se dio el gusto de algunos caprichitos decorativos. “¡Me quedó hecho una monada!”, exclamó al contemplarlo. Para limpiar el enchastre de barro, sangre y pelos lanzó un soplido… Y así, como buen artista, encontró en el propio hacer el soplo de vida, y el nuevo bichito, Adán nombrado, quedó dando tumbos sobre sus cuatro patitas.

“No es bueno que el hombre esté solo”, exclamó Dios viendo que Adán estaba colgado de unas lianas llevándose a la boca todo lo que encontraba, y temió que por ser hijo único terminase siendo un consentido. O algo peor. Además, desde el día 1 el creador había mostrado su lógica binaria: día-noche, mar-tierra… Así que siguiendo esa estética se propuso mejorar el prototipo. Sumergió a Adán en un sueño profundo para suavizar la operación sin anestesia y sobre todo, para que no viese el truco del soplo.

Este es un momento importante. Una paradoja de materialidades… Es comprensible, amasar a veces es una tarea tediosa y la materia prima ya la tenía ablandada. Arrancar de cero era complicado, ya iban seis días…, así que Dios tomó un poco de barro de la =?((&(%$ de Adán y moldeó una criaturita encantadora.

Realmente quedó tan preciosa que costó entender que había salido de la =?((&(%$. Sabemos que el tema de las traducciones nunca fue el fuerte de la humanidad. Así que =?((&(%$ pasó a ser costilla. Un hueso en serie de sofisticada interpretación cultural, teológica y simbólica.

Estábamos en la criaturita EN-CAN-TA-DO-RA, por ósmosis también a imagen y semejanza de Dios. Pero abandonemos esa imagen, porque nos desviará hacia lo hermafrodita o trans. El hombre a imagen y semejanza, de lo que se desprende que Dios es hombre y que la mujer es una porción aleatoria y pequeña de Dios. Todo de un solo tiro.

=?((&(%$

El Creador rellenó el hueco que le había quedado a Adán, de puro prolijo nomás, lo despertó y le presentó a su nueva compañera. Adán la miró sorprendido y dijo su primera palabrita: varona.

Dios ya estaba presentando algunos signos de cansancio cuando ella, Eva, la varona, la primera para siempre, la parecida a nadie en el paraíso, la encantadora, lanzó un pequeño graznido, un mini aullido sin llantitos. Inhaló y exhaló. Se estiró un poco, se corrió el pelo de la cara y se puso de pie. En dos patitas. A Adán le pareció muy gracioso y se plantó igual. Eva lo miró y tuvo su primer pensamiento: -“¿Igual?, igual no”. Sonrió, para mostrar los dientes. Y decidió dar un paseíto por ese lugar hermoso, llamado Edén.

…Continuará