Por Guadalupe Treibel
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Litografía de Spidora de Adolph Friedländer |
Spiderman,
Spider-Man, / does whatever a spider can / Spins a web, any
size, / catches thieves just like flies / Look Out! / Here comes
the Spiderman, comenzaba el popular track presentación de la tira animada
del Hombre Araña, con tanto pegote como las redes tejidas por el afamado
superhéroe, tan popular que ni siquiera Los Ramones se privaron de trasladar la
canción al formato punk rock en una versión que recorrió cantidad de charts y
altoparlantes. Coronado en la gloria el justiciero encantador y, bueno,
mutante, cuyo análogo femenino ha tenido infinita menos fortuna desde su
nacimiento en los 70s. ¿Es que acaso no lo sabían…? ¡Claro que existe
Spiderwoman! Muchacha de fuerza sobrehumana (¡levanta hasta 7 toneladas!) y
súper velocidad, capaz de aturdir a humanos con su energía bioeléctrica y de
adherirse a prácticamente cualquier superficie, inmune a la radiación y a
cantidad de venenos. Con un metabolismo, dicho sea de paso, que genera
suficientes feromonas para atraer machos y hacer con ellos de las suyas.
Empero, aunque tuvo la Mujer Araña sus segundos de
fama (por caso, una serie animada de apenas 1 temporada, de 16 capítulos), su
reflector dista años luz de la parrilla de luces que cuelga sobre Peter Parker
desde que Stan Lee lo creara en 1962. Alcanza con repasar el número de films
dedicados al jovencito arácnido en la última década, con secuela tras secuela,
reboots, remakes, merchandising a todo trapo, libros, gloria y dinero.
Mientras, sobre la pobre Jessica Drew –tal es la identidad de la damisela-,
apenas algunas notuelas en medios especializados por la salida de unas magros
cómics. Como el que circuló en 2014, cuya portada empujó a que cientos de
fanáticas pusieran el grito en el cielo. Justificado el enojo: tuvo el artista
Milo Manara la estereotipada idea de dibujarla a gatas, con cinturita
genuinamente imposible y exuberante culo manzana. Proporciones que sonrojarían
al más plástico de los cirujanos estéticos; irreproducible siquiera en la
Barbie porque, con semejantes centímetros, se partiría a la mitad ni bien mover
sus articulaciones.
Ergo, corre para la superheroína el mismo destrato
que para su bicho inspirador, la araña hembra. Habiendo más de 45 mil especies,
que la colocan en el top 10 de los organismos más diversos del globo, se ha
fijado una historia por encima de otras: que las viudas negras se morfan a los
desprevenidos machitos inyectores de semen. Menos se comenta que, en muchos
casos, los machos se sacrifican voluntariamente para que se extienda la cópula
y les permita pasar más esperma… Las devoradoras pre, durante o pos cópula son ellas,
siempre ellas ¡Pero hay variedades donde sucede lo inverso! La Micaria
sociabilis, sin más. En
fin, en el reino animal, hay de todo como en la viña del Señor…
Hubo ya en siglos pasados otras criaturas basadas
en el bicho tan temido. A fines del 19, comienzos del 20, no besaba en sus
shows la Mujer Araña pero respondía a las preguntas del público, presto a dejarse
maravillar por la joven híbrido, mitad artrópoda, mitad humana. “¡Pasean y
vean, caballeros! ¡Pasen y vean a Spidora, la muchacha arácnida! Nacida con la
cabeza y el rostro de una hermosa niña y el cuerpo de un horrífica araña,
sobrevive en la miseria total ya que ningún hombre podría amarla jamás”,
vociferaba el presentador de turno, incitando a que los presentes se rindieran
ante la inquietante atracción, bizarrísima ilusión de carnaval. Por si las
moscas, aclaraba además el vendedor varón que aunque la damisela se ganaba la
vida como atracción de feria, no necesitaba de los dólares para alimentarse,
dado que su dieta consistía en insectos, cuando no otras arañitas… Riesgo de
vida implicaría hacer el intento de robarle un ósculo, aunque mirar de cerca su
bello rostro estaba en el menú. Siempre y cuando se dispusiese de unos morlacos
extra, por supuesto.
Auténtico freak de circo y parienta no tan lejana
de la Mujer Sin Cabeza (otro acto shocking de la época, como evidencia la
afamada y guillotinada Olga del Doctor Heineman, que debutó en la Feria Mundial
de Nueva York, en 1939, frente a atónitos espectadores que la veían mover
brazos y piernas), tuvo Spidora sumo éxito. A punto tal que ni el reputado
litografista germano Adolph Friedländer –responsable de ¡miles! de afiches para
espectáculos circenses, de vodevil, de magia- se perdió la chance de retratar a
la irresistible muchacha. Irresistible tanto en su versión original, creada por
el trashumante ilusionista de vodevil
Henry Roltair, como en sus réplicas, todas perversamente exitosas. Pruebas
vivas, por cierto, de lo harto conocido: que no hay peor ciego que el que no
quiere ver. Finalmente, a pesar de que los hilos de la mentirilla saltaban a la
vista, nadie quería perdérsela. Aún más: se quejaba un tal James “Fingers”
Wallace en una carta enviada a revista Billboard en 1917 que algunos avivados
vendían el “secreto” del acto por 25 céntimos, arruinándole el lucrativo
negocio.
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Arachnida en el film The Show |
Y eso que básicamente se trataba de la cabeza de
una mujer común y corriente sobresaliendo de una caja, con el cuerpo de una
araña toscamente unida a ella. Algunas adaptaciones fueron más creíbles que
otras, y en el mejor de los escenarios, veían los extasiados una telaraña hecha
a mano por expertos tejedores, a base de cordel blanco; el cuerpo y las patas
de piel artificial. En ocasiones, incluían las extremidades tubos que la joven
movía con relativa dificultad, amén de dar efecto de realidad a la obra que la
contenía. Pero, al final del día, era simplemente eso: la cabeza de una dama
asomando por una hendidura, rodeada de una no muy elaborada parafernalia. Así y
todo, “Spidora inspiró a muchos otros híbridos animalados como La Mariposa
Humana o La Niña Serpiente, y sin duda, no faltará quien recuerde a la preciosa
Edna Tichenor haciendo de Arachnida - the
Human Spider en el film The Show
(1927), de Tod Browning”, ofrece la web Dangerous Minds sobre los alcances del
personaje pergeñado por el mentado Roltair (1853-1910).
Roltair era un hombre ingenioso y de recursos,
ducho en las bondades del ilusionismo, según cuenta Magicpedia, que aporta
además que comenzó su carrera trabajando para el mago Alexander Herrmann, aka Herrmann
the Great; y fue famoso por crear ilusiones “de ubicación fija” para parques de
atracciones de Coney Island, en Estados Unidos, o para el Barnum & Bailey's
Circus. Su obra maestra fue la ambiciosa Creation,
un paseo sin precedentes de 2 horas de duración. Fue montado primeramente en la
St. Louis World’s Fair de 1904, con la intención de representar “la formación
de la tierra y de sus habitantes, y la evolución para el beneficio de todas las
personas”. Comenzaba el espectáculo con un viaje en bote a través de oscuras
cuevas y canales sinuosos, mientras “escenas ilustrativas del principio y el
final de todo” se sucedían a su vista: el Gran Cañón “con sus huellas legibles
de las eras”; Yosemite, “la grandeza del bosque primigenio”; reptiles
primitivos, el hombre prehistórico, las antiguas ciudades de los egipcios y los
israelitas, gondoleros venecianos, patos verdaderos… También la mitad de una
mujer (¡viva!) sobre un pedestal, la cabeza parlanchina de un hombre negro
clavada sobre los filos de un tridente (racismo explícito de la época), entre
otras invenciones del mundo ilusorio. Finiquitado el paseo en un anfiteatro
para el clímax de la exposición: los 7 días de la creación bíblica, con coro de
voces cantando líneas del Génesis, pirotécnica, efectos espectaculares. Y Adán,
sobra decir, abriendo los brazos para recibir a Eva en una escena que acababa
en blackout, the end y “la salida es por acá”.
En fin, volviendo a Spidora -prima hermana de la
ilusión Sphinx, del siglo 19, donde una cabeza egipcia aparentemente incorpórea
yacía en una caja sobre una mesa vacía, abría los ojos, sonreía, recitaba
poesías, hablaba con el público-, el truco arácnido cosechó seguidores en Gran
Bretaña, Canadá, Francia, Estados Unidos… Como sideshow de feria, nunca plato
principal, al igual que enanos, gigantes, tatuados y otros freaks. Y curiosamente
volvió a surgir hace poquitos años, cuando el director estadounidense Fred Olen
Ray -autor de más de cien películas clase B; entre ellas, Bikini Girls from the Lost
Planet, Invisible Mom II, Droid
Gunner, Wizards of the Demon Sword- filmó el corto de 15 minutos Spidora. Sobre la historia, ofrece: “Después
de semanas de recibir notas anónimas y sonetos de amor de Shakespeare, Spidora,
artista del Museo de lo Extraño del Dr. Graves, finalmente accede a conocer a
su admirador secreto. Animada por la pequeña Stella, escapista, y maltratada
por Roxanne, devoradora de fuego, aguarda la estelar arácnida nerviosamente después
de un show…”.