Cuando en 2015 se celebraron en Francia
los 40 años de la ley que reconoció a todas las mujeres el derecho a la
interrupción voluntaria del embarazo -durante las 12 primeras semanas de
gestación-, entre otros eventos conmemorativos, se estrenó en la
tevé pública La Loi. Este telefilm narra los tres tensos días
–que culminaron en votación favorable- vividos por Simone Veil, a la sazón
Ministra de Salud.
Por M.S.
Aunque
43 años de derecho al aborto nos pueden parecer un tiempo largo en nuestros
pagos, la verdad que cuando el 26 de noviembre de 1974 se sancionó en Francia
la ley que permitía a las mujeres abortar hasta los 3 meses de gestación, ya
existía ese derecho en otros lugares de Europa (primeramente en los
países escandinavos, luego en Holanda, Inglaterra; y de hecho, muchas francesas
que podían pagarlo, se tomaban el buque hacia esos lugares para poner término a
embarazos no deseados). La llamada Ley Veil representó un gran adelanto para un
país que entre 1942 y 1945, durante la Ocupación nazi, supo tener la pena de
muerte efectiva para las que abortaran o ayudaran a abortar a otras mujeres. (Un affaire de femmes, de Claude
Chabrol, con Isabelle Huppert, cuenta la historia real de Marie-Louise Gauraud,
abortera, guillotinada en 1943).
Cabe
recordar que las francesas votan desde 1944 y que manejan sus bienes desde
1965. En 1967 se autoriza la anticoncepción, y recién en 1970 se llega a la
autoridad parental compartida. En 1976, la ley impone que ellas deben ganar
igual salario por igual trabajo (ley que todavía resulta difícil de cumplir
masivamente: se calcula, término medio, que las mujeres ganan actualmente un 19
por ciento menos que los hombres). Dato importante: en 1993, se crea la figura
de delito “por impedir la interrupción voluntaria del embarazo”, motivada por
los ataques a hospitales por parte de los piadosos provida. Como
digno broche, el 26 de noviembre pasado, el Parlamento francés votó
por una gran mayoría (solo 7 diputados en contra) una resolución que reafirma
el derecho fundamental a la interrupción voluntaria del embarazo para todas las
mujeres, en vigencia desde 1975.
Entre
nosotros/as, las cosas siguen todavía en agua de borrajas: ya se anunció que se
posterga el debate en Diputados. El aborto fue legalizado en el Uruguay el 17
de octubre de 2012 sin que se cayeran las torres de la catedral de Montevideo;
en ese país, el Código Penal ya lo había permitido entre 1933 y 1934.
Actualmente, el tema va dejando de ser cuestión tabú en la Argentina. En buena
medida, gracias a las perseverantes luchas de la Campaña Nacional por el
Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; de la Línea de Lesbianas
Feministas por la Descriminalización del Aborto, del Espacio de
Socorristas en Red... Actualmente, se están produciendo pronunciamientos a
favor del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo entre contados
políticos, y se van sumando algunos legisladores a numerosas legisladoras.
También hubo quienes arrugaron como Patricia Bullrich, ahora del macrismo,
quien en 1994 había presentado un proyecto de Régimen al IVE durante
las 12 primeras semanas, pero tiempo después dijo que no era el momento
oportuno de discutir y frenó un dictamen… En ese
enntonces, no se cumplió el compromiso de que el proyecto de ley
correspondiente pasara al recinto para su discusión, porque no hubo dictamen de
la comisión correspondiente, por falta de quórum. Entre 64 y 70 diputados
–según la fuente- habían acordado que el dictamen saliera antes de fin de año.
Algunos de sus nombres: Néstor Pitrola, Victoria Donda, Carlos Heller, Alcira
Argumedo, Claudio Lozano, Margarita Stolbizer, Laura Alonso, Manuel Garrido,
Juliana Di Tulio, Adriana Puiggrós, Diana Conti, Mara Brawer…
Íntegra Varda y
camaleónica Deneuve, 2 entre 343 atrevidas
![]() |
Varda |
Consultadas
por el Huffington Post francés a propósito del aniversario, hablaron –entre
otras figuras- Agnès Varda y Catherine Deneuve, dos de las mujeres de
las artes y la intelectualidad francesas que en 1971 firmaron el Manifiesto
de las 343, titulado Yo aborté (publicado por el periódico
Nouvel Observateur). Declaración que suponía riesgo de encarcelamiento en esas
fechas.
Varda recuerda
que desde muy pronto empezó a manifestarse en sus films sobre el derecho de las
mujeres a tener hijos deseados: Réponse des femmes (cortometraje,
1975), que reivindica el derecho femenino sobre el propio cuerpo; L’une
chante l’autre pas (1976, prohibida durante la Dictadura, y luego no
estrenada en la Argentina), donde se narran 10 años de la lucha de las mujeres
en Francia, hasta la llegada de la Ley Veil, a través de las vidas de dos
chicas diferentes en los tiempos de las primeras manifestaciones por el derecho
al aborto, el dramático desarrollo del Proceso Bobigny en 1972 (el caso de la
adolescente violada que había abortado, defendida y salvada de la cárcel por
Gisèle Halimi), un año después del Manifiesto de las 343 que,
entre otras, firmaron Simone de Beauvoir, Marguerite Duras, Delphine Seyrig,
Gisèle Halimi, Ariane Mnouchkine, Marina Vlady, Bernadette Laffont, Marthe
Robert.
“Sí, en
1971 firmé ese Manifiesto”, recuerda Agnès Varda.
“Desafiábamos a la Justicia a que se atreviera a juzgarnos a nosotras, mujeres
que declarábamos haber abortado. Ilegalmente, claro. Se trata de un acto
político para sacudir el ambiente, porque denunciábamos la justicia de clase,
que castigaba a las más pobres. Las condiciones del aborto en esa época eran
lamentables: las que tenían dinero viajaban a Suiza, a Inglaterra… Mientras que
las que no lo tenían se arreglaban como podían, y si había evidencias, las
metían en prisión. Algunas morían en el intento de interrumpir el embarazo. La
fuerza de Simone Veil en 1974 residió en insistir sobre los efectos peligrosos
del aborto clandestino, en las graves consecuencias para la salud. Si ella
hubiera declarado: ‘El cuerpo de las mujeres les pertenece solo a ellas’, la
habrían linchado… De todas maneras, hay que decir que, más allá de los
adelantos, la problemática de las mujeres tiene hoy aspectos preocupantes: se
han cerrado algunos centros de asistencia en anticoncepción y aborto, casi
todos los días mueren mujeres víctimas de la violencia de los hombres. La
misoginia permanece. Los derechos de las mujeres avanzan, pero lentamente…”
“La Ley
Veil representó un avance absolutamente formidable”, dijo Catherine Deneuve en
ocasión del 40 aniversario del derecho a IVG en Francia, cuando aparentemente
no soñaba con sumarse a las 100 mujeres que hace poco defendieron "el
derechos a importunar" de los hombres... “Mientras que en otros países se
cuestiona el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, algo muy grave,
nosotros festejamos este aniversario. Estoy persuadida de que en Francia nada
logrará anular este derecho conquistado, las mujeres no lo permitirían. Sería
como si se reinstaurase la pena de muerte. Imposible. Los movimientos provida
son una aberración, aunque puedo comprender el punto de vista de ciertos
católicos muy cerrados y su derecho democrático a expresarse. Personalmente, no
puedo menos que alegrarme de cada progreso en la causa de las mujeres. Creo que
el derecho al aborto mejoró considerablemente la situación de igualdad. En la
actualidad y en relación a mi profesión, puedo observar que cada vez más
mujeres acceden a la dirección, a la producción… Por supuesto, en ciertos
oficios, ellas aún deben probar doblemente sus méritos”.
En lo
que respecta a su participación en el Manifiesto de las 343, que
firmó a los 28, cuando ya estaba en el cenit del estrellato, Deneuve reconoce
que no imaginó previamente “que iba a ser tomado con tanta grosería y
violencia. En el momento de su publicación, estaba fuera de mi país y me sentía
bastante inquieta ante esas reacciones. Pero mis temores se esfumaron pronto:
el contenido, la importancia del Manifiesto me importaban por
encima de todo. Ese Manifiesto era un acto político, no una
confesión. Aunque orgullosa de mi compromiso, no creo haber cumplido un acto
heroico al firmarlo. En parte, mi actitud solidaria hacia las mujeres en todos
los planos de mi vida, se la debo a Simone Veil. En este momento, querría
decirle que ella es el orgullo de las mujeres por su fuerza, su coraje, su
convicción, su persistencia en la acción. La admiro tanto como a Robert
Badinter por haber suprimido la pena de muerte. En el Parlamento, Simone Veil
tuvo el valor suplementario de oponerse a una mayoría de hombres. Y
de haberlo hecho con los más nobles recursos”.
La
heroína de las mujeres
Simone
Veil pertenecía a un gobierno de centroderecha y no era una feminista
radicalizada cuando defendió de forma tan admirable el derecho a la
interrupción del embarazo en el Parlamento francés. Ni siquiera era una
política avezada, puesto que hacía apenas 6 meses que había debutado como
ministra de Salud. Sin embargo, la caracterizaban su sentido de justicia y su
solidaridad hacia las mujeres: en el curso de 1974 se había ocupado de la
situación de sus congéneres en las cárceles así como de preservar la seguridad
de las argelinas. Durante aquellas jornadas de 1974, SV tuvo que enfrentar
gestos violentos, injurias, expresiones de racismo, cartas anónimas. Algo
semejante a lo que le sucedió recientemente a la ministra de Justicia Christian
Taubira en su defensa firme y sostenida del mariage pour tous (para
nosotros, casamiento igualitario).
Debido a
que por expreso deseo de Veil en el telefilm La loi, le combat d’une
femme por toutes les femmes, no se podían dar detalles de su
vida privada, vale consignar que esta mujer –que era una abogada madura con 3
hijos cuando defendió el derecho al IVG- había nacido en una familia judía en
Niza, 1928. Recién terminado el bachillerato, a los 16, durante la
Ocupación fue deportada, con su madre y su hermana, al terrible
campo de concentración de Auschwitz (según ha referido ella misma, un
prisionero le salvó la vida al susurrarle que dijera que tenía 18: a los
menores y a los viejos de ese “cargamento” los mandaban directamente a
la muerte por “inservibles”). La madre murió pronto de fiebre
tifoidea, Simone y su hermana fueron liberadas en 1945. La
joven inició estudios de abogacía y Ciencias Políticas, formó
familia, se embarcó en distintas causas humanistas. Después de dejar el
Ministerio de Salud, fue presidenta del Parlamento Europeo entre 1979 y 1982.
En 2007, aceptó ser nombrada presidenta Por la Memoria de la Shoa, y en ese
mismo año, a los 82, ingresó a la Academia Francesa mereciendo un
emocionante discurso del escritor Jean D’Ormesson.
El
telefilm La Loi fue bien recibido por la crítica, que destacó
la fidelidad a los hechos, y sobre todo la sobria y a la vez intensa actuación
de Emmanuelle Devos. Se pasó por el Canal France 2 el 26 de noviembre de 2015,
en horario central, y luego de la proyección se realizó un debate
titulado Los 3 días que cambiaron la vida de las mujeres, en el que
participó la actriz protagonista junto a Marisol Touraine (ministra de Asuntos
Sociales, de la Salud y de los Derechos de las Mujeres), Michèle Cotta
(periodista gráfica y televisiva) y Danielle Guidry (ginecóloga, miembro de
Planning Familiar).
Ceñido a
los tres días que anteceden al discurso final de Veil y a la
dramática votación, La loi va mostrando paso a paso las
situaciones que se suceden en oficinas del ministerio y la calle, las presiones
que recaen sobre Simone, los arduos debates donde –por ejemplo- un diputado
provida hace escuchar el presunto latido de un feto de 8 semanas registrado en
un casete. Luego de esas jornadas agotadoras, el 26 de noviembre, Veil -Chanel, chignon,
accesorios- entra en la Asamblea llevando el futuro texto del proyecto para
pelearlo voto a voto, encarando la hostilidad incluso dentro de sus propias
filas. En esa gran escena del cierre, Emmanuelle Devos, alucinante en
caracterización y actitud, erguida y dignísima, con una calma que no oculta su
determinación, dice el famoso discurso que culmina así: “Querría compartir con
ustedes una convicción de mujer. Me excuso por tener que hacerlo ante esta
Asamblea compuesta casi exclusivamente por hombres: ninguna mujer recurre
alegremente al aborto. Siempre es un drama, siempre será un drama”.
Después
del estreno, Emmanuelle Devos declara su felicidad: “Siempre pensé que sería
justo hacer un film sobre Simone Veil, y la verdad es que soñaba con
interpretarla… Sabía que era imposible hacer una saga sobre su vida personal,
una sobreviviente del Holocausto. Pero la solución que se encontró es todo un
acierto: concentrarse en su entrada en la política y en su lucha por la
legalización del aborto. Crecí entre abuelos gaullistas que la admiraban, lo
mismo que mis padres más a la izquierda. En este retrato acotado, se nota cómo
se van modificando sus gestos, cómo se va afirmando frente a las cámaras, el
público, los parlamentarios. Va ganado seguridad en esos tres días y tres
noches de debates. Me parece un acto militante hacer hoy un film sobre la Ley
Veil, recordar lo arduo que fue ese combate. Y hay que contarle a las nuevas
generaciones hasta qué punto la situación era atroz: moría una mujer por día a
consecuencias del aborto clandestino realizado en malas condiciones.”
Fragmento de La loi