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Mujer saliendo del psicoanalista, 1960 |
Lo recóndito, el medioevo, las ciencias, los recovecos del
inconsciente, las vanguardias, lo secreto, las máquinas imaginarias, Hildegarde
de Bingen, lo siniestro, Goya, la condición de las mujeres, el psiconanálisis,
Poe, la androginia, El Bosco, la astrología, el mundo animal, Chagall, la
arquitectura, El Greco, la alquimia, el exilio, los poderes femeninos, el humor
irreverente… Voilà algunas de las muy diversas fuentes de inspiración de la
fantástica, talentosísima artista hispanomexicana Remedios Varo, catalana de
nacimiento (Anglés, Gerona, 1908) que tuvo una infancia nómade por causa del
trabajo de su padre. Ingeniero hidráulico este señor de cabeza abierta que
estimuló el acercamiento de su hija a la naturaleza y las artes, mientras que
su madre la contagiaba de intensa espiritualidad. Con esta educación de
avanzada, sin prejuicios de género, RV ingresa a los 15 en la Academia de
Bellas Artes San Fernando de Madrid, cuando ya dibujaba por puro placer y
gustaba de diseñar telas. En esa etapa, descubre la cámara fotográfica y
empieza a experimentar con mucha intuición.
Curiosidad insaciable y ánimo
aventurero en todos los campos, creatividad inagotable, hermandad con las
mujeres artistas de cualquier lugar y circunstancia (Frida Kahlo, Leonora
Carrington, Alice Rahon, Eva Sulzer, María Izquierdo…) distinguen netamente a
Remedios a lo largo de su fructífera vida truncada, ay, en el cenit de su madurez
y de sus logros, a los 56. Una creadora genial de fascinantes mundos paralelos
–cuyo nombre no solía figurar hasta años recientes ni en diccionarios de la
pintura ni en historias del arte-, de quien dijo el poeta Octavio Paz, que supo
apreciarla debidamente: “Ella pinta lentamente rápidas apariciones”. Para Ruy
Núñez, prologuista y compilador de Cinco
llaves del mundo secreto de Remedios Varo (Editorial Atalanta, 2015,
Madrid): “La obra de esta mujer se nos presenta como una revelación y a la vez
como un misterio”.
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En plena madurez creativa |
Muy joven, RV se casa en 1930 con su
primer marido, Andrés Lizarraga, compañero de estudios en la Academia y luego
destacado artista plástico, autor de afiches en favor de la República. Ambos se
instalan en la Barcelona que representaba la vanguardia española en esos años,
y que era visitada por personajes como André Bréton, Paul Éluard, Hans Arp, Man
Ray. El acceso a la corriente surrealista lleva a Remedios a darse una vuelta
por París que termina de volarle la cabeza. Ella ya había participado en
muestras colectivas en Madrid y bajo las nuevas influencias empieza a producir
una obra sumamente personal que eclosionará en el exilio mexicano. Pero antes,
regresa a Barcelona, participa del colectivo Lógicofobista, “movimiento que
tenía por objetivo aunar arte y metafísica, desafiando la lógica y la razón”,
según la ensayista Kate Hodges.
Ya separada de Lizarraga, mantiene un
breve romance con Esteban Francés, otro pintor embarcado en la misma corriente
hasta que aparece en escena el poeta dadaísta francés Benjamin Péret, dispuesto
a dar su apoyo a los republicanos y a robarle el corazón a la impetuosa joven.
Pero frente al avance imparable del fascismo, se marchan ambos a París. El
poeta deja anotado: “No se puede permanecer indiferente ni ante la pintura
rigurosa de Remedios ni ante la incesante imaginación que despliega en sus
cuadros”. Empero, no todo fue pura alegría parisién para la pareja. Varo y
Péret tuvieron que rebuscárselas para ganarse la vida: ella trabajó de locutora
intérprete de latinoamericanos, hizo ilustraciones publicitarias (una práctica
que retomaría en el exilio) y siguió dibujando, pintando, desarrollando su
propio lenguaje. Y por supuesto, alternando con la banda de surrealistas.
Cuando los nazis invaden París en 1940, Remedios y Benjamin, después de sufrir
breve arresto por sus actividades políticas, enfilan hacia Marsella, a
refugiarse chez Bréton que le proporciona papeles falsos para escapar una vez
más, ahora hacia México, donde ella se instalará definitivamente. Como ya lo
hizo antes, nuestra chica se arremanga y decora muebles e instrumentos
musicales, diseña vestuarios teatrales, restaura cerámicas precolombinas y –la
realidad copiando al arte- ilustra avisos para somníferos. Precisamente ella,
que anotaba prolijamente esos sueños propios que sustentaban sus cuadros… Sus
fuentes se expanden aún más cuando viaja a Venezuela junto a su hermano
Rodrigo, integrando una expedición entomológica en cuyo transcurso Remedios
dibuja mosquitos vistos a través del microscopio.
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Sueños y recetas anotados por RV |
Ya se ha separado en 1947 de Péret,
que quiere regresar a París luego de la Liberación. Sin embargo, 10 años
después, con lealtad conmovedora, Remedios viaja a darle el último adiós a su
ex gravemente enfermo. En los tempranos ’50, conoce a un nuevo gran amor que la
alentará fervorosamente a consagrarse a la pintura, apoyándola económicamente y
que, más tarde, preservará su obra. Ese hombre justo se llama Walter Gruen,
proviene de Austria, ha estado en un campo de concentración nazi del que
escapó, recalando en México donde consigue hacer buenos negocios. Junto a él,
en buena medida gracias a él, Remedios Varo ingresa en la etapa más productiva
y original de su vida de artista. En 1962 realiza con gran éxito su segunda
exposición individual en su país de adopción. En el momento de mayor esplendor,
el 8 de octubre de 1963, su gran corazón estalla en un infarto.
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Exploración de las fuentes del Orinoco, 1959 |
A esta última década tan fecunda en
cantidad y calidad, entre otros muchos cuadros cautivadores, donde Remedios
Varo parece jugar el juego surrealista hasta el infinito, siempre en el
misterio y la magia, podrían citarse el poético La creación de los pájaros (1957); La exploración de las
fuentes del Orinoco (1959), que alude a las visiones de la artista en su
expedición a Venezuela y, claro, a su amor por la naturaleza; Tailleur pour dames (1957), ofreciendo
esos toques medievales y esos trajes oficiando de asientos; La visita al cirujano plástico (1960), increíble anticipación
satírica a esta adicción del siglo 21 con esa vidriera ojival que exhibe a un
maniquí con seis pechos y un letrero publicitario que reza: “Superemos a la
naturaleza. En nuestra gloriosa era no hay limitaciones. Buen gusto y
turgencia”, mientras que una paciente velada toca el timbre; la atrevida escena
de Mujer saliendo del psicoanalista
(1960) con su protagonista llevando de los pelos la cabeza de su padre para
liberarse y en la otra mano un canastito con otro elementos que ha de quitarse
de encima.
Entre las múltiples creaciones de RV
vale mencionar algunas esculturas, entre las cuales el desopilante cadáver
exquisito titulado Homo Rodans
(1959) armados con huesos de pollo y de pavo, espinas de pescado, que
configuran una suerte de esqueleto presuntamente hallado en un sarcófago maya o
azteca; la columna vertebral está conectada a una rueda (símbolo recurrente en
la artista). Con traviesa ironía, Varo dedicó este trabajo al “conocido
antropólogo austríaco WH Strudles”, acusándolo de “inexactitud ósea”. Asimismo, ella se burla de la jerga
cientificista grandilocuente usando el seudónimo Hälikcio Von Eurängschmidt,
declarando formalmente considerar la existencia del Homo Reptans anterior a la
del Homo Sapiens sería un error profundo pero, sin embargo, efectivamente
existió el Homo Rodans…
Afortunadamente, desde el 6 de marzo
hasta el 15 de junio próximos, habrá en el Malba una muestra titulada Remedios Vara. Constelaciones. Al
tiempo que se celebra la adquisición por parte del museo del
inquietante cuadro Simpatía (La rabia
del gato), de 1955, se exhibirán 35 pinturas, 11 dibujos, 60 bocetos,
documentos personales. Albricias totales.
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Simpatía (La rabia del gato), 1955 |
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Creación de los pájaros, 1957 |
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Tailleur pour dames, 1957 |
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Personaje, 1962 |